Les comparto está reflexión de lo que pienso que pasa cuando dañamos a nuestro corazón, nuestra mente, y nuestra alma.
Muchas veces pasamos por situaciones dificiles en la cuales llegamos a perder la fé, pensamos que nada de lo que hacemos nos ha salido bien y nos desquitamos con nuestros seres queridos, amigos u otros familiares. Como si ellos tuvieran la culpa de nuestras frustraciones o problemas, nuestra mente nos comienza hacer el juego en el cual se van acumulando tantos pensamientos, que sin darnos cuenta decimos cosas que pueden dañar a otros. Nuestro corazón se llena de sentimientos de ira y nuestra boca de palabras hirientes.
Aquì es cuando comienza el daño interno que te estás haciendo, sin darte cuenta porqué continuas cegado por tus emociones y acumulando más energìa negativa en tu interior. Cuando tu cuerpo se satura internamente de enojo, gritos, desesperación, vas enfermando a cada órgano, tú cuerpo envenjece y tú alma se marchita. (No dejes que de tu boca salgan palabras para dañar a otros, y no permitas que tu corazón se acumulen sentimientos de ira, aprende a mantener tu mente quieta para no acumular basura en ella.
El poder del perdón.
Pide perdón a cada uno de tus órganos por dañarlos y dejar atado en cada uno de ellos las emociones.
Pide perdón a tu corazón - por no saber perdonar, por llenarlo de rencores y demás sentimientos que lo marchitan. Agradecele por los días que te da vida!!
Pide perdón a tu mente - por tantas veces que no la dejas descansar por estár acumulando pensamientos. Dale gracias por estar ahì cuando te brinda buenas ìdeas!!
Pide perdón a tu alma - por acumularla de energias no favorables para ella. Dale gracias por tu existencia!! Pide perdón a tu cuerpo y lo mas importante, pidete perdón a ti mismo, permítete tener errores y aprender de ellos, tener aciertos y celebrarlos, sentir dolor sin abatirte por él, sentir enojo y observar cómo se transforma.
Ama tu cuerpo internamente y exteriormente cuìdalo no lo dañes, recuerda, lo más valioso eres tú!!.
Reflexiones por: Fernanda Ortega.
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